domingo, 9 de noviembre de 2008

Tres ángeles


Me sorprendió una pregunta de Daniel, Papi: Tu sientes miedo?


Debes saber querido hijo que el miedo es parte de la vida, como los helados de mantecado o los raspones en las rodillas. Solamente los bebés muy pequeños o los locos no tienen miedo. Los bebés pequeños porque no han aprendido a tener miedo. Si, el miedo se aprende. Los locos tampoco tienen miedo, porque en su locura olvidan las fronteras de la realidad y no miden el peligro.


Crees que David saliendo al campo a enfrentar al gigante Goliat con sólo una honda en la mano no tenìa miedo?. Sólo que David tenía algo mas que una honda... tenía fé, esperanza y caridad.


Fè es creer en lo que no puedes ver, pero sabes que está alli. Fè es saber que el amor de Papà y mamà estarà siempre contigo. Fè es saber que por mas que el día esté nublado, mas arriba de las nubes està brillando el sol. Esperanza es la certeza que las cosas pueden cambiar para bien, que toda acciòn nuestra provocará una reacción, por ello debemos actuar bien para tener buenos resultados y Caridad es la capacidad para dar a aquelos que nos necesitan, como dar un "Buenos dias", una sonrisa, una palabra amable.


Con esos elementos fé, esperanza y caridad puedes convivir con el miedo sin dejar que derrote.

Sé querido hijo que habrá momentos en tu vida en que la mano del miedo te tocará, que ese frío se meterá en tus rodillas y comprimirá tu estómago... Es en esos momentos que llamarás a tus tres ángeles: fe, esperanza y caridad. Fé para reconocer lo bueno que pudiese haber allì donde no lo ves, esperanza es saber que el miedo no te paralizarà y por el contrario tienes que ponerte a trabajar de inmediato para obtener lo que quieres y caridad para que el miedo no te impida darte a tì y a los otros tu mejor cara... porque una sonrisa ayuda a vencer el miedo.
Sin miedo alguno, te quiero

lunes, 3 de noviembre de 2008

Portales

"El amor es el peso del alma"
San Agustín


Donde se aloja el amor?. Porque decimos que el amor habita en el corazón y no en la tercera circunvolución del hemisferio derecho del cerebro?. En la opinión de este danzarin de las letras el amor no reside necesariamente en un solo sitio ni permanece quieto en un determinado lugar.




Podemos hallar el amor en los pies, cuando estos caminan plazas y parques para hallar la sonrisa del ser amado, cuando recorren calles y esquinas tras el artesano que crea primores para adornar el cuello o la muñeca de la mujer amada. A veces los pies se esconden bajo la mesa ocultando la ansiedad en la espera de una sonrisa.


El amor puede estar en los ojos cuando con una mirada esperamos decir todo lo que preña el alma y las palabras no son suficientes. El amor abre la puerta de los ojos cuando el rostro amado es el mismo al transcurrir del tiempo y los años no mellan ese recuerdo de la primera vez que viste su cara.


El amor a veces está en la boca y el vino de los viernes evoca su sonrisa. Otras veces esta boca nos sorprende cantando una canción sin saber porque y tras la melodía está la esencia del ser que se ama. A veces la boca calla para que la tormenta que se desata en tu pecho no te impida decir un te quiero.


La manos mucha veces alojan el amor. Esas manos que amasan, marinan, pican en frenético orden una vianda solo para agradar su paladar. Las manos que prenden una vela en suerte de mágico puente entre lo espiritual y lo cotidiano para allanar caminos y solicitar protección. Manos que abotonan tu mejor camisa si la vas a ver.


Las puertas de las habitaciones del amor son muchas, demasiadas para nombrarlas. Puertas cambiantes, mutantes. Puertas esperando ser abiertas con devoción. Puertas que esperan por la oportunidad de demostrar que el amor sigue ahí invicto y glorioso esperando a que lo halles.